viernes, 14 de junio de 2019

Cuento: La brujita Anita y Lili hacen un pastel


LA BRUJITA ANITA Y LILI HACEN UN PASTEL



Había una vez, en un pueblito muy lejano llamado Cherry, una brujita que se llamaba Anita.
Un día muy frio se le ocurrió hacer un pastel. Entonces, invitó a su amiga, la brujita Lili, para que la ayudara y ella llevó frutillas porque le encantaban.
Se fueron a la cocina para hacer el pastel… mmm qué rico, ya quiero comer pastel. Expresaron las dos.
La brujita Anita dijo que para cocinar se necesita un gorro y delantal. Sacó su varita mágica y dijo… tres tris tras con gorro y delantal te vestirás. Y pum, aparecieron vestidas las dos.
En ese momento llegó Tomi, el gatito negro de la brujita Anita, a él le encanta observar cómo cocinan.
Para hacer el pastel necesitamos los utensilios de cocina, dijo Anita, y con su varita mágica dijo… tres tris tras utensilios para hacer pasteles a la mesa llegarán y aparecieron todos los elementos en la mesa.
¿Saben qué les faltaba?... ¡¡¡los ingredientes!!! Entonces, volvió a usar su varita mágica y dijo… tres tris tras ingredientes volando a la mesa llegarán. Y así fue, llegaron volando y la brujita Lili los iba nombrando… harina, leche, manteca, azúcar, chocolate y huevos.
Lili se dio cuenta que faltaban las frutillas, entonces la brujita Anita por arte de magia hizo aparecer las frutillas… tres tris tras las frutillas aparecerán y por el aire llegarán.
A Anita, Lili y Tomi se les hacía agua la boca por esas frutillas, se veían deliciosas.
Ahora solo les faltaba poner los huevos, harina, manteca, azúcar, chocolate y mezclar. Lili seguía muriéndose por probar las frutillas y a cada rato preguntaba, ¿falta mucho para usarlas? ¡Si! Lili, son para decorar, dijo Anita.
Cuando Anita puso la manteca en el bowl, la brujita Lili se tomó toda la leche, era muy desobediente. Y le pidió a que por favor no se comiera nada más porque se iban a quedar sin pastel y se fue hasta la heladera a traer más leche. En ese momento, Lili se quedó sola mirando con atención las frutillas… tenía muchas ganas de comérselas… Anita ¿se irá a enojar? (pensaba) pero le ganó el deseo y se comió una, luego otra y así toda la fuente.
Justo Anita regresaba con la leche y vio que no quedaban más frutillas. ¡Lili, te comiste todas las frutillas! Mientras Lili decía, ¡yo no fui, fue Tomi!
Noooooo, yo no fui, dijo Tomi, un poco enojado.
Hay alguien que huele a frutilla y tiene la boca toda manchada de frutilla, ¿quién será? Mmm…
¡Fui yo, perdóname! No volveré a hacerlo más, es que me gustan mucho.
Está bien, no pasa nada. Continuemos haciendo el pastel, dijo Anita.
Pusieron los ingredientes en el bowl y Lili otra vez se había tomado la mitad del chocolate, no había entendido nada… solo había dejado un poquito y lo echó en el bowl.
Yo quiero poner haría, gritaba Lili mientras saltaba y justo en ese momento, le dio un gran estornudo y llenó de harina toda la cocina. La dejo un desastre. Hasta Tomi quedó bañado.
Las dos se rieron, otra cosa no les podía pasar.
La brujita Anita, usó la varita otra vez y dijo… tres tris tras todo limpito quedará… y la cocina quedó brillante.
Lili y el gato comenzaron a gritar que querían pastel. Anita mezcló todo y llevó el pastel al horno para que se cocine y luego de unos minutos el pastel estuvo listo.
Por fin, quedaron todos contentos y se les hacía agua la boca por probar el pastel.
Tomi sacaba la lengua, esperando su porción.
¡Las frutillas quedaron hermosas!
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado…
Zapatito roto, mañana te cuento otro.

Micaela Lobo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario