LA BRUJITA ANITA Y LILI HACEN UN
PASTEL
Había una vez, en un pueblito muy
lejano llamado Cherry, una brujita que se llamaba Anita.
Un día muy frio se le ocurrió hacer
un pastel. Entonces, invitó a su amiga, la brujita Lili, para que la ayudara y
ella llevó frutillas porque le encantaban.
Se fueron a la cocina para hacer el
pastel… mmm qué rico, ya quiero comer pastel. Expresaron las dos.
La brujita Anita dijo que para
cocinar se necesita un gorro y delantal. Sacó su varita mágica y dijo… tres
tris tras con gorro y delantal te vestirás. Y pum, aparecieron vestidas las
dos.
En ese momento llegó Tomi, el
gatito negro de la brujita Anita, a él le encanta observar cómo cocinan.
Para hacer el pastel necesitamos
los utensilios de cocina, dijo Anita, y con su varita mágica dijo… tres tris
tras utensilios para hacer pasteles a la mesa llegarán y aparecieron todos los
elementos en la mesa.
¿Saben qué les faltaba?... ¡¡¡los
ingredientes!!! Entonces, volvió a usar su varita mágica y dijo… tres tris tras
ingredientes volando a la mesa llegarán. Y así fue, llegaron volando y la
brujita Lili los iba nombrando… harina, leche, manteca, azúcar, chocolate y
huevos.
Lili se dio cuenta que faltaban las
frutillas, entonces la brujita Anita por arte de magia hizo aparecer las
frutillas… tres tris tras las frutillas aparecerán y por el aire llegarán.
A Anita, Lili y Tomi se les hacía
agua la boca por esas frutillas, se veían deliciosas.
Ahora solo les faltaba poner los
huevos, harina, manteca, azúcar, chocolate y mezclar. Lili seguía muriéndose
por probar las frutillas y a cada rato preguntaba, ¿falta mucho para usarlas?
¡Si! Lili, son para decorar, dijo Anita.
Cuando Anita puso la manteca en el
bowl, la brujita Lili se tomó toda la leche, era muy desobediente. Y le pidió a
que por favor no se comiera nada más porque se iban a quedar sin pastel y se
fue hasta la heladera a traer más leche. En ese momento, Lili se quedó sola
mirando con atención las frutillas… tenía muchas ganas de comérselas… Anita ¿se
irá a enojar? (pensaba) pero le ganó el deseo y se comió una, luego otra y así
toda la fuente.
Justo Anita regresaba con la leche
y vio que no quedaban más frutillas. ¡Lili, te comiste todas las frutillas! Mientras
Lili decía, ¡yo no fui, fue Tomi!
Noooooo, yo no fui, dijo Tomi, un
poco enojado.
Hay alguien que huele a frutilla y
tiene la boca toda manchada de frutilla, ¿quién será? Mmm…
¡Fui yo, perdóname! No volveré a
hacerlo más, es que me gustan mucho.
Está bien, no pasa nada.
Continuemos haciendo el pastel, dijo Anita.
Pusieron los ingredientes en el
bowl y Lili otra vez se había tomado la mitad del chocolate, no había entendido
nada… solo había dejado un poquito y lo echó en el bowl.
Yo quiero poner haría, gritaba Lili
mientras saltaba y justo en ese momento, le dio un gran estornudo y llenó de
harina toda la cocina. La dejo un desastre. Hasta Tomi quedó bañado.
Las dos se rieron, otra cosa no les
podía pasar.
La brujita Anita, usó la varita
otra vez y dijo… tres tris tras todo limpito quedará… y la cocina quedó brillante.
Lili y el gato comenzaron a gritar
que querían pastel. Anita mezcló todo y llevó el pastel al horno para que se
cocine y luego de unos minutos el pastel estuvo listo.
Por fin, quedaron todos contentos y
se les hacía agua la boca por probar el pastel.
Tomi sacaba la lengua, esperando su
porción.
¡Las frutillas quedaron hermosas!
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado…
Zapatito roto, mañana te cuento otro.
Micaela Lobo.
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